¿EL BAUTISMO CON AGUA ES ESENCIAL PARA LA SALVACIÓN?
Algunos grupos religiosos que afirman ser cristianos, incluyendo los mormones y testigos de Jehová, enseñan que además de profesar fe en Jesucristo, uno debe ser bautizado físicamente para tener salvación.
Esta creencia, que también es llamada “regeneración bautismal,” forma la base de una doctrina fundamentada en obras y fe, la cual requiere de un bautismo físico en agua que se debe llevar acabo con los conversos nuevos, por personal autorizado dentro de la institución religiosa antes que los demás miembros los consideren “salvos.”
Existen varios problemas con esta creencia. En primer lugar, cuando las Escrituras hablan acerca del proceso de la salvación, rara vez se menciona el bautismo físico con agua. En lugar de eso, se pone el énfasis en la fe (creer/confiar), en la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, y en el arrepentimiento (confesar y apartarse del pecado) para hacer a Jesús Señor y Salvador. En segundo lugar, así como lo explican las Escrituras citadas a continuación, se dice que la salvación es solamente “por fe,” separada de las obras de justicia humana. Observen que el bautismo ni siquiera es mencionado en cualquiera de los siguientes versículos:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” —Juan 3:16
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”—Efesios 2:8-9
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.”—Romanos 5:1
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” —Romanos 10:9
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” —1 Juan 1:9
“y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. ” —Hechos 16:30-31
“Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. ”—Juan 6:28-29
Por lo tanto, si uno fuera a añadir la obra del bautismo físico al proceso de la salvación, este invalidaría el énfasis que las Escrituras ponen en la justificación únicamente por fe y caería bajo la condenación de las Escrituras las cuales explican:
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.” — Tito 3:5
“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.” — Gálatas 5:4
En tercer lugar, cuando el bautismo físico es mencionado en las Escrituras, esto se da en el contexto del discipulado cristiano y es utilizado como una señal de la verdadera fe que salva (Mateo 28:19; Hechos 10:47). Ya que existe una diferencia entre lo que los cristianos “hacen” en obediencia a Cristo después de la salvación y lo que está establecido como un requisito necesario para la salvación, creemos que el primer acto de obediencia en el que un verdadero seguidor de Cristo debe participar es el bautismo, pero no es una parte esencial del proceso de la salvación. Esto se puede ver claramente cuando examinamos los pasajes que hablan acerca del bautismo:
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”
En este pasaje, Jesús articula claramente lo que Él quiere decir cuando proclama que uno debe “nacer de nuevo.” Como respuesta a la pregunta de Nicodemo acerca de cómo una persona podría “nacer” físicamente del vientre de su madre dos veces, Jesús explica que el primer nacimiento es “del agua” al “nacer de la carne” (es decir, del vientre de la madre), mientras que el segundo nacimiento es “del Espíritu” cuando se le da vida al “espíritu” de una persona por medio de un bautismo espiritual. Tito 3:5 explica:
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.”
Aquí vemos que el “lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” es una referencia al nacimiento espiritual o bautismo del que hablaba Jesús cuando le dijo a Nicodemo que debía “nacer del Espíritu.” Este bautismo espiritual ocurre en el momento en que una persona coloca su fe en Cristo, tal como prometió Jesús que enviaría a su Espíritu Santo a morar en sus seguidores:
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. …Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” —Juan 16:7, 13
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.” —Efesios 1:13-14
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” —Romanos 8:9-11
Es evidente que en ninguno de estos pasajes se da el acto físico del bautismo con agua como un requisito para el bautismo espiritual de ser “nacido del Espíritu” durante la salvación. Más bien, el énfasis es colocado en el Espíritu Santo morando en el creyente y sellándolo inmediatamente después de confiar en Cristo para la salvación.
“El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.”
Aquí el término “bautismo” está aclarado como “no quitando las inmundicias de la carne” (es decir, bautismo con agua) sino que es más bien como “la aspiración de una buena conciencia hacia Dios,” es decir, bautismo por el Espíritu Santo que regenera y renueva la parte espiritual de una persona para que pueda tener una “buena conciencia” por medio de Cristo delante de Dios. Por eso, este pasaje no apoya la regeneración bautismal.
““¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”
Aquí nuevamente, vemos al “bautismo” siendo utilizado como un símbolo del bautismo espiritual que ocurre cuando alguien muere a los pecados de su vida anterior y hace de Jesús su Señor y Amo (Romanos 10:9). Este es el cuadro que pinta el bautismo con agua. El caer hacia atrás en el agua (permitiendo que todo el cuerpo sea sumergido en el agua) es la representación de una persona que muere espiritualmente a los placeres pecaminosos de su vida anterior, así como Jesús murió físicamente para pagar por los pecados de la humanidad. Entonces, cuando la persona se levanta físicamente del agua, esto representa la renovación espiritual que el Espíritu Santo da para ayudar a la persona a “caminar en una vida nueva,” así como Jesús se levantó de la muerte por medio del poder del Espíritu de Dios. 2 Corintios 5:17 explica:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Después, considere el ejemplo del ladrón que murió al lado de Jesús en Lucas 23. Aún cuando no fue bautizado cuando colocó su fe en Cristo, Jesús le prometió:
“…Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” —Lucas 23:43
Finalmente, considere que el apóstol Pablo excluyó de su predicación del evangelio el bautismo con agua cuando dijo:
“Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio…” —1 Corintios 1:17
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Aún cuando este versículo es utilizado con frecuencia para apoyar la regeneración bautismal, la verdadera controversia de este versículo tiene que ver con el uso de la palabra “para” en la frase “para perdón de los pecados.” Existen dos maneras en que uno puede interpretar esta palabra:
- “Para” puede significar “causar” el “perdón de los pecados.” O
- “Para” puede significar “a causa de” el “perdón de los pecados.”
Para conciliar este pasaje con el resto de las Escrituras, tomaríamos el segundo significado de la palabra “para” que se aplica aquí, para que el versículo estuviera esencialmente diciendo : “…bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo [a cuenta del] perdón de los pecados.” Por lo tanto, Hechos 2:38 se vería como una proclamación de que debido a que los pecados de una persona ya han sido perdonados por medio de la fe y el arrepentimiento, esta debería también bautizarse.
Otra manera de interpretar este pasaje es al considerar la palabra “bautismo” como una referencia al bautismo espiritual descrito en Tito 3:5 donde el “don del Espíritu Santo” regenera y renueva la parte espiritual de una persona. Esto también encajaría con el contexto del pasaje donde proclama que uno “recibirá el don del Espíritu Santo” al ser bautizado. Si el bautismo en este acontecimiento es una referencia al bautismo espiritual del Espíritu Santo que ocurre en el momento en que una persona coloca su fe en Cristo y es salva, esto también concordaría con el testimonio de Hechos 10:44-47 donde leemos que el don del Espíritu Santo fue dado antes de que se llevara acabo el bautismo físico con agua:
“Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?’”
Por lo tanto, cualquier interpretación de este pasaje encaja con el contexto de las Escrituras que demuestra que la salvación ocurre únicamente a través de la fe en Cristo, antes del bautismo con agua.
“Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.”
Observen que este pasaje describe el lavamiento de los pecados. La única pregunta es si esto ocurre con el acto de ser “bautizado” o con el acto de “invocar su nombre.” Nuestra opinión es que está conectado con la última frase, “invocando su nombre.” Por lo tanto, el lavamiento de los pecados ocurrirá en el momento en que una persona invoca el nombre de Cristo para la salvación, no en el momento del bautismo físico con agua.
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”
Mientras que Marcos 16:16 se acerca más a la enseñanza de la regeneración bautismal, aún queda corto cuando uno considera la segunda parte del versículo, la cual proclama que sólo son “condenadas” las personas que no creen. Por lo tanto, una persona es “condenada” por no creer en Cristo, no por no ser bautizada. Entonces, incluso con este pasaje, uno puede discutir que el bautismo mencionado en la primera parte del versículo es una referencia al acto de obediencia que ocurre después de profesar el “acto de creer” el cual salvó a la persona.
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